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MATA HARI |
En muchísimos hechos de la historia universal la sexualidad ha jugado un rol importantísimo. Existen muchos casos en los que hombres líderes han sido atrapados, o incluso asesinados mientras se dirigían a ver su amante o por su debilidad con las mujeres. Tal es el caso del dictador Rafael Leonidas Trujillo -quien, se dice, iba a ver una mujer con la que sostenía un romance el día en que fue ajusticiado- o Figueroa Agosto que fue descubierto a través de su debilidad, Sobeida Félix. En la primera y segunda guerra mundial muchas espías eran mujeres que utilizaban sus encantos para obtener información, como la famosa Mata Hari, esa bailarina de striptease que fue condenada a muerte por espionaje y finalmente ejecutada.
Los escándalos sexuales son muy comunes en la historia de la humanidad. Han sido hechos determinantes en la política mundial, en muchas religiones y ni qué hablar del arte y el espectáculo. Bill Clinton y su relación extramarital con Mónica Lewinski dejaron al mundo boquiaberto; hace poco, en Nueva Delhi, un hombre “santo” llamado Swami Ji Mahara Bhimanad Chitrakootwale fue apresado por estar al frente de una importante red de prostitución; todos conocemos a profundidad el caso de Michael Jackson y las acusaciones de pedofilia que tuvo que enfrentar.
Muchos escándalos sexuales, sobre todo en la política han sido un arma para arruinar la carrera de figuras de renombre. La sexualidad ha sido el anzuelo para atrapar gente importante, debilitar a los poderosos, extorsionar o incluso como estrategia mercadológica para hacer sonar a alguna personalidad conocida. Es bien sabido que en la publicidad se explota mucho el recurso de lo sexual directa o indirectamente, porque está comprobada su eficacia, la sexualidad vende!
Todos conocemos un caso al menos, de una mujer que ha puesto en juego su reputación, su futuro, su relación con sus hijos, en la locura de un desborde sexual. Pero conocemos aún más hombres que aman su familia y ponen en riesgo ese proyecto de vida en el que han hecho una inversión emocional, física, económica, dándole rienda suelta a un deseo que termina por controlarlos hasta el punto de dejar todo por él. Recordemos los cientos de sacerdotes que han colgado la sotana por una mujer, como la polémica historia del Padre Alberto.
Si nos adentramos en las interioridades de muchas instituciones o grupos sociales importantes o no, la sexualidad tiene un espacio preponderante. Ha provocado movimientos sociales y muchas veces ha sido conectada con la libertad o la liberación.

Es que la sexualidad genera, nada más y nada menos que la energía de la vida. Es una fuerza tan grande que goza del poder de la creación y tiene tal magnitud que si no se le mira con respeto nos puede arrastrar.
La sexualidad está ligada a nuestra evolución. Las personas con una mirada más corta la ven sólo como fuente de placer o por el contrario sólo como el medio para tener hijos, ignorando que a través de ella podemos fortalecer vínculos, conectarla con nuestras emociones, o que llevándola más allá del placer puede alimentar nuestra creatividad.
Instancias de autoridad o clases dominantes a través de la historia pudieron identificar el poder de esa fuerza y tomaron medidas para controlarla. Es por esto que el sexo es visto por muchos como algo tabú y no es para menos; un manejo sexual desborado puede dañarnos a nosotros mismos o a los demás, pero también puede logra este efecto tener nuestra sexualidad completamente contenida. La energía sexual que no se canaliza adecuadamente, genera espacio para aberraciones y patologías. El que no tiene esa fuerza controlada puede encontrarse de repente, en lugares insospechados o, por el contrario, aquellas personas que tienen esa energía bloqueada o no están conectadas con ella porque no le han dado su espacio, pudieran vivir con poco entusiasmo, tener poca creatividad o incluso no estar muy conectados con la vida misma.
En el proceso de crecer he aprendido a sacralizar muchos elementos de nuestra vida cotidiana; por ejemplo, limpiar nuestro hogar puede ser hasta tedioso, pero si podemos mirarlo como el acto de embellecer nuestro espacio y convertirlo en un templo entonces tiene otro valor. Cocinar, bailar, sembrar, cuidar un animalito y así un sinnúmero de hechos contidianos pueden adquirir otra dimensión de acuerdo a nuestra mirada.

Mucha Luz
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