jueves, julio 07, 2011

UNA EDUCACIÓN EN VALORES (parte I)

Este mes he sido convocada por la COOPERATIVA NACIONAL DE SERVICIOS MULTIPLES DE LOS MAESTROS (COOPNAMA) para dar o charlas sobre la Educación en Valores en su curso de verano 2011. A propósito de esto quiero compartir con todos los lectores, ya seguidores del blog, la primera parte de un artículo mío que se publicó en la Revista de la COOPNAMA con motivo de estas charlas. 







REFLEXION SOBRE LOS VALORES

Estamos en una época de muchos cambios en las que somos al mismo tiempo espectadores y protagonistas. La globalización, que en gran medida es posible gracias a estos avances, nos da libertad de acceso a todo. Ahora los límites son más finos y esto ha tenido resultados muy positivos para los seres humanos como grupo. Ahora  el intercambio cultural es mucho más rico.
Ciertamente la humanidad está disfrutando de lo que hemos logrado gracias al desarrollo económico, tecnológico y sociocultural. Estos avances han hecho que el acceso a la información sea más rápido, fácil y completo y por tanto, el acceso al conocimiento. Estamos en la era del Saber.

El desarrollo  económico, tecnológico y sociocultural que hemos conseguido impacta en todos los planos de nuestras vidas y no solo de manera positiva: así como se da el enriquecimiento intelectual, de igual manera tanta información, fácil de adquirir y tan variada ha provocado una gran confusión.

Esta globalización es, en gran medida, responsable del cambio en las  estructuras de convivencia sobre las cuales descansa nuestra sociedad. Ha influido en: la familia, el sistema político, las religiones, el arte, la cultura y la educación, entre otras. Todas estas estructuras están sostenidas por un sistema de valores y por tanto, también en ellas se han generado cambios, crisis y ausencia de principios trascendentales.

LOS PRINCIPIOS Y LOS VALORES

Los Valores son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir unas cosas en lugar de otras por ejemplo la verdad en lugar de mentira y a elegir un comportamiento en lugar de otro: preferimos la responsabilidad por encima de irresponsabilidad. Los valores van cambiando en las distintas épocas y sociedades, pero en la raíz de los valores trascendentales, están los principios universales que representan necesidades humanas independientemente de las circunstancias; aunque seamos injustos, por ejemplo, la justicia sigue siendo un valor, y aunque seamos egoístas, la solidaridad sigue siendo un valor.

Un aspecto clave al hablar sobre la importancia de los valores  es que nos hacen convivir como seres humanos y relacionarnos con las demás personas, porque son como guías que nos permiten encaminar nuestra conducta hacia el bienestar común y la convivencia armoniosa. 
Su poder reside en que orientan el comportamiento humano y generan la transformación social. Los valores no tienen su fundamento en lo que nos muestran los sentidos y por tanto, toman forma y significado en la mente de los seres humanos. Son construcciones mentales y espirituales que se aplican en las diferentes situaciones de la vida, dándole significado y se manifiestan a través de acciones prácticas que reflejan los principios que los sustentan, por ejemplo actuar en consonancia con la honestidad está sustentado en la verdad como principio.
Los valores son pensamientos, los valores son conceptos, los valores son creencias, los valores son ideas....pero por sobre todas las cosas,  los valores deben ser comportamientos y formas de vida que se reflejen en nuestro día a día.


¿TIEMPOS DE CRISIS?

El colonialismo tecnológico ha provocado que surjan nuevos gustos, ha despertado nuevos impulsos y ha creado nuevas necesidades. Cambiaron las aspiraciones y se han transformado las convicciones. Dado que todas las estructuras de convivencia están sostenidas en valores y en los principios que hay detrás de ellos, estos también han cambiado. Hemos avanzado  en cuanto a tecnología se refiere, pero hemos retrocedido  en lo que tiene que ver con el ser. El resultado ha sido en muchos casos una mejora en la vida material, pero un empobrecimiento del espíritu.
Los modelos sociales a seguir que nos guiaron en el pasado ya no funcionan. Estamos en una transición en donde, aunque ya no siguen los mandatos de las antiguas generaciones, no se ha encontrado una nueva forma de actuar acorde a nuestros tiempos, pero conectada con aquellos principios universales que trascienden el tiempo y nos guían en la acción. El resultado es una crisis de valores, una ausencia de principios y la exaltación de los antivalores.


LOS ANTIVALORES

¿Qué significa el culto a los antivalores?

Todo valor se presenta en dos polaridades y por tanto conlleva un contra-valor. Por ejemplo honestidad/ deshonestidad, verdad/mentira. El opuesto de un valor se le llama antivalores.
En estos momentos, la dinámica social está mostrando muchas situaciones donde hay una valoración de los antivalores: vemos como un profesional que actúa con integridad y no acepta un negocio ilícito, puede ser menos exitoso y desplazado socialmente, por otro que ha actuado con deshonestidad y se ha enriquecido transgrediendo principios.

Son muchos los factores que han provocado este culto a los antivalores. Entre los principales cabe mencionar los siguientes:

o   La sobrevaloración del éxito.
o   El surgimiento de una cultura de lo desechable.
o   La sobrevaloración de los bienes materiales.
o   La valoración de lo rápido e inmediato.
o   El relativismo como filosofía.
o   El desprecio de los procesos y la búsqueda de atajos para lograr objetivos.
o   La colocación del bienestar por encima de los principios
o   Darle prioridad a la belleza, la moda, la imagen y la juventud
o   Quitarle mérito a la integridad, la autenticidad, la trascendencia y la sabiduría.

Las consecuencias de este aupamiento de los antivalores ha sido un fortalecimiento de la corrupción, el aumento de la violencia, la impunidad y el irrespeto a la vida. También ha generado poca valoración del esfuerzo continuo y del trabajo como vehículo para el crecimiento económico y del ascenso social. Muchos han caído en la desesperanza y han perdido fuerzas para desarrollar sus propios proyectos. La gran mayoría se convertido en  consumidor del éxito y del disfrute a cualquier precio.

 LOS ADULTOS COMO MODELO A SEGUIR

Los adultos que en épocas anteriores eran un punto de referencia y mostraban el camino a seguir, han perdido fuerza y no son percibidos en la mayoría de las situaciones como fuente de inspiración. Su forma de actuar en un gran número de caso no resulta atractiva a las nuevas generaciones, quienes los acusan de tener una conducta basada en la doble moral y de no ser coherentes con los valores que promueven.

Igualmente los adultos parecen no entender a las nuevas generaciones y en vez de asumir su cuota de responsabilidad en la crisis de valores existentes, critican a los jóvenes por su inmadurez, rechazan su rebeldía, les imponen reglas de forma autoritaria y no les dan un espacio propicio para crecer y desarrollarse.

Todo parece indicar que los adultos y mayores no han mostrado su sabiduría, su cordura y su equilibrio a la hora de manejar esta crisis de valores. No han dado el ejemplo y los jóvenes se han alejado de sus propuestas.

Los que tienen la responsabilidad de guiar a otros de alguna manera, ya sea en la familia, en la escuela, a través de los medios de comunicación, en las instituciones sociales, militares o judiciales, tienen que mostrar las ventajas y beneficios de actuar basados  en principios y valores.  Educadores, padres, políticos, comunicadores, religiosos, líderes, autoridades deben mostrar que en sus propias vidas actúan en base a principios y convencer a los más jóvenes de los beneficios que estos han traído a sus vidas.



NOTA: NO TE PIERDAS LA II PARTE DE ESTE ARTÍCULO EN LA PROXIMA PUBLICACIÓN DEL BLOG. EN ELLA ENCONTRARÁS LOS NUEVOS RETOS, LA MISIÓN DE LOS QUE TENEMOS LA RESPONSABILIDAD DE EDUCAR, Y ALGUNAS BUENAS NOTICIAS CON RESPECTO A ESTA CRISIS DE VALORES EN LA QUE NOS ENCONTRAMOS. 


MUCHA LUZ.