lunes, mayo 30, 2011

LOS ESTADOS DEL YO


“Si cambio yo, cambia el mundo”

Es un hecho: Todo lo que nos sucede, positivo o negativo fue generado por nosotros mismos, incluso la forma en que las personas nos responden tiene que ver con cómo nos  acercamos a ellas. De ahí la importancia del autoconocimiento y de poder mirar cómo actuamos dentro de cada circunstancia.

Hay un recurso que nos puede ayudar en este sentido: “los estados del yo”. Este es un tema un que trato con profundidad en el programa “13 PUERTAS”, que muchos de ustedes ya conocen.


El análisis transaccional es una teoría de la personalidad y de las relaciones humanas, un conjunto de herramientas y una filosofía de vida que fue desarrollada por el doctor Eric Berne en la década de los sesenta y plantea que todos los seres humanos nacimos con la potencialidad de ser felices, pero que las experiencias que vamos viviendo a medida que crecemos nos quitan esta oportunidad. A través de la puesta en práctica de sus conceptos y del uso de las herramientas de crecimiento que el A.T. propone, la persona puede recuperar su estado de bienestar y disfrutar más de su vida. 

La primera herramienta del A.T. está dedicada al autoconocimiento y se llama LOS ESTADOS DEL YO. Estas son formas específicas de pensar, sentir y actuar que constituyen la estructura básica de nuestra personalidad. De acuerdo a esto tenemos 3 formas desde las cuales actuar:

EL YO PADRE:


Desde este estado nuestra conducta está impulsada por el sentido del deber. Pensamos, sentimos o actuamos como alguna de nuestras figuras parentales, utilizando frases hechas, refranes, juicios de valor, con un tono de voz fuerte y dando órdenes, aconsejando, protegiendo o nutriendo. En cuanto a los gestos, el padre se manifiesta señalando con el dedo índice, dando palmadas en la espalda, aprobando con la cabeza. En lo referente al manejo corporal, el Yo Padre se expresa llevando la manos a la cintura, mirando de arriba abajo, cruzando los brazos sobre el pecho, frunciendo las cejas. Las miradas del YO PADRE a veces son intensas, dan miedo, en algunas ocasiones culpabilizan y otras veces apoyan.

EL YO ADULTO:
Es  cuando uno se comporta de manera autónoma, reflexiva y pertinente a la situación que está viviendo en el presente.

Cuando se manifiesta, habla con frases objetivas que expresan hechos, haciendo preguntas y dando respuestas con intención directa y clara. Las valoraciones del YO ADULTO están basadas en datos, sus acciones están dirigidas a resolver problemas y son guiadas por las conveniencias. En lo referente a su expresión corporal luce relajado, pero atento, la cabeza derecha, la mirada discreta, la voz calmada, los hombros en alto.

EL YO NIÑO

Sus manifestaciones son herencia de la infancia de cada persona. A través de él expresamos el niño o la niña que fuimos y que aún viven en nuestro interior. Lo podemos considerar una reliquia de  un período temprano y significativo de nuestra vida.

En el estado del yo niño se encuentra nuestra capacidad de disfrutar, protestar, expresar emociones, quejarse, rebelarse o victimizarse. Funciona en base a lo que le gusta o no le gusta.

Cuando actuamos desde el Estado del Yo niño, usamos un tono de voz que puede ser retraído o débil, brillante, chillón o excitado. Gestos propios de este estado pueden ser el retorcer las manos, rascarse, gesticular mucho, mover la punta del pie, retorcerse el cabello, dibujar durante una reunión. Dentro de las sensaciones podemos encontrar, nerviosismo, picor, bienestar, mariposas en el estómago, lágrimas, risas, rubor, temblor.

Actitudes corporales: Las piernas recogidas bajo las sillas, los pies sobre la mesa, hombros contraídos, sacar el pecho. Entre las miradas propias de este estado encontramos el mover los ojos de un lado a otro, ojos bajos, suplicantes, sonrientes, cómplices.

Es importante saber que los Estados del Yo son independientes de la edad de una persona. Un niño de  7 años  puede actuar desde cualquiera de ellos en una situación determinada.

Cada uno de los Estados del YO puede estar expandido o aprisionado. A continuación las características de cada uno:

Yo Padre
Expandido: Se presenta como consejero, dirigente, critico, prejuicioso. Siente el imperativo de dirigir, controlar, invadir.

Aprisionado: No tiene la capacidad de poner limites o cuidar del otro. No tiene capacidad de apoyar, contener o nutrir.

Yo Adulto
Expandido: Frío y calculador. La razón no le permite conectar con la pasión.
Aprisionado: No puede dirigir su vida.

Yo Niño
Expandido: Cae en la inmadurez y el egocentrismo. Es imprudente, con poco sentido de la ocasión.

Aprisionado:  Aquí se anula la creatividad, se pierde la capacidad de disfrute y el entusiasmo. Se convierte en una persona sumisa, rutinaria, excesivamente complaciente.

El bienestar esta directamente relacionado con la capacidad de poder pasar de un estado del yo a otro según lo ameriten las circunstancias.


Conocer esto y  aplicarlo a tu vida te permite mejorar, crecer y ser feliz porque sabes que como el otro responde ante ti está altamente relacionado con el tipo de estimulo que tu le provocaste. Por ejemplo, si te quejas de que alguien no respeta tu punto de vista, no toma en cuenta o quiere dirigir tu vida, probablemente es porque estés actuando desde el yo niño. En otro caso, los padres que se quejan de que los hijos los mantienen alejados, son rebeldes o no se expresan frente a ellos, es posible que estén actuando desde el Estado del Yo Padre.  A veces un dirigente en una empresa protesta porque sus colaboradores toman muy poca iniciativa, pero es que su conducta parental estimula el Yo niño en otros. Si los demás te piden con frecuencia tu opinión o puntos de vista, probablemente es porque actúas desde el adulto, o quizás son niños dependientes que esperan tu respuesta desde el Yo Padre.


Generalmente, hay uno de los estados del yo que está más energizado  que los demás. Esto se va a constituir en una limitante en la vida de las personas. Por eso te invito a que identifiques cuál estado del Yo predomina en ti y cuál es el más débil, con el objetivo de buscar un equilibrio. También te invito a que los  actives para usarlos en su dimensión positiva, de manera que puedas ser padre cuando sea necesario dirigir o apoyar, que puedas ser adulto o actuar como tal cuando se requiera del análisis y la reflexión y ser niño para nada más y nada menos que DISFRUTAR DE LA VIDA.


Te propongo un ejercicio:

1) Obsérvate durante una semana. Al terminar cada día evalúa la o las situaciones más relevantes ocurridas y analiza qué estado del yo se activó. Pregúntate ¿Desde dónde yo hago esto?

2) Haz una lista de tus mejores y peores momentos en los últimos tiempos y encuentra qué ESTADO DEL YO estuvo presente.

Espero por los comentarios con los resultados de tu experimentación. Desde ahora te adelanto que los buenos y los malos momentos de tu vida están conectados a un Estado del YO específico.

Mucha LUZ.

Nota: El módulo “Vivir en bienestar” del programa 13 PUERTA, empiezó el 25 de mayo. Para mayor información, llama al Centro de Productividad y Bienestar.(809) 535-4341