Se señalan tantas cosas de los hombres como padres… se dice de ellos que no tienen la paternidad tan fuerte como la mujer la maternidad, se habla mucho de padres alcohólicos, de algunos que abandonaron a sus hijos, otros que los maltrataron, pero yo quiero hoy hablar del valor de tantos hombres que conozco que dejaron su legado con responsabilidad, porque pienso que no han sido reconocidos lo suficiente… no se ha hecho justicia.

Hay muchas personas que tienen rabia, dolor, heridas abiertas que los mantienen enganchados. El nudo generado por estos sentimientos guardados los afecta en su propia vida, porque quien no toma a su padre no tiene impulso para los logros, para la realización, ni para tener una relación de pareja que funcione.

En los casos en los que no lo hicieron bien, por ejemplo, padres a los que se les ha ido la mano en sus lecciones o por el contrario no supieron poner límites, aunque no los aplaudo, me bendigo en esa expresión de la paternidad, puedo mirar más allá y les propongo hacer lo mismo.
Para aquellos de padres ausentes lo mejor es entender que no se quedaron porque no tuvieron con qué, no supieron cómo. Es bueno recordar que somos víctimas de víctimas y que ya no es momento de acusar o buscar culpables, sino de sanar, de decir “SÍ A LA VIDA TAL Y COMO ES” y hacer algo bueno con lo que recibimos del padre.
Hoy, a través de este blog quiero hacer un homenaje a mi padre, que el 6 de junio hubiese cumplido noventa y cinco años. Mientras crecía, mi padre me parecía un hombre fuerte, exigente, excedido de límites, dictador, pero con el tiempo he podido entender que tuve el mejor y que su legado ha sido una bendición en mi vida. Tuve justo el padre que necesitaba para poder aprender las lecciones que me tocaban y estoy segura de que cada uno de ustedes también tienen o tuvieron el padre que necesitaron. Los invito a que se unan a decir “GRACIAS PAPÁ. Las cosas negativas me hicieron fuerte, me obligaron a crecer y dar más de mi y por eso lo doloroso se convirtió en bendición”.
Lo que antes veía como herida, ahora puedo verlo como una medalla de guerra que llevo con orgullo. Antes pensaba en mi padre como un hombre implacable y poco amoroso y hoy mido su estatura en su integridad, su responsabilidad, su entrega, su nivel espiritual, el esfuerzo titánico que hizo para que creciéramos socialmente. Ahora puedo entender a todas las privaciones a las que se sometió, y cómo se alegraba de todo lo que consiguió por esas privaciones. A través de mi padre honro la energía de todos los padres y los invito a que tengan una mirada amplia. QUIEN NO TOMA AL PADRE, CON LO BUENO Y LO MALO, NO TOMA LA FUERZA DE LA VIDA.

Escribe cartas reconociendo que si la vida decidió que ese fuera tu padre tu dices SI, y pide poder ver claro lo que te toca mirar.
Existe una teoría que dice que los hijos elegimos a los padres que necesitamos para sanar espiritualmente. Así que ten pendiente que tu padre es el indicado para ti y en él están contenidas importantes lecciones de tolerancia, aceptación, rendición entre las muchas otras lecciones que vinieron con él.
Estas afirmaciones puede serte útil en momentos de prueba: “Bendigo el bien que hay en esta situación y pido que se manifieste”.
“Papá, te tomo con lo bueno y lo malo, te entro en mi corazón y me libero y te libero con amor”.
¡GRACIAS PAPÁ!
MUCHA LUZ
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